¡Buenos días y feliz viernes de nuevo!
¿No habrás abierto el correo de hoy pensando en cosas feas, no? O igual sí, lo dejaré en manos de tu propia libertad.
Hoy es el décimo correo que escribo de newsletter. Nuestra décima edición. Sólo espero que lo que escribo aporte valor a tu vida. Nada más que eso. Simple y llanamente.
Con vistas al fin de semana, quería explicar mi rutina de todos los sábados por la mañana de cuando oposité mientras trabajaba. Aunque pueda parecer extraño, no fue estudiar.
Un inciso.
Esto es publi si no quieres leerlo.
Publi mía ojo.
Entiendo que no te quieras suscribir, porque no quieras que en el futuro te venda nada o tal. Ok. No te preocupes. Aunque siempre te puedes des-suscribir.
Pero más allá de eso, quería decir que si quieres contactar conmigo la manera más fácil es responder al mail de la newsletter. Que solo llega si estás suscrito. Ahí lo dejo.
Sigamos.
# El índice de hoy
1. El ejercicio físico. 💪
2. El tenis. 🎾
3. Competir 🏅
4. Algunas ideas 💡
5. ✍️ La cita de la semana.
1. El ejercicio físico. 💪
Opositar y trabajar implica mucho tiempo sentado. Tu atención está puesta en el tema a estudiar. Las distracciones han de ser eliminadas.
Enfrentarte a material nuevo requiere de un esfuerzo de abstracción. Tus capacidades cognitivas, en especial tu memoria a corto plazo, tiene que estar al máximo rendimiento. Una memoria a corto plazo que tiene un límite claro de ideas nuevas que puede manejar (la literatura habla de entre 4 y 7 ideas nuevas).
El texto que empezaste a leer comienza a ser abrumador y tu atención puede escoger dos vías: la del trabajo en el llamado "estado de flujo" o bien un desvío de la atención porque las distracciones no estaban tan lejos como creías. En el caso de que hayas optado por la primera, nuestro cerebro intentará trasladar nuestras ideas de la memoria de trabajo o memoria a corto plazo hacia nuestra memoria a largo plazo, relacionando los nuevos conceptos con aquellas ideas ya conocidas por uno mismo, ya sea por su similitud, por su contraste o por su complementariedad.
Como se puede observar, de la memoria a corto plazo, las ideas intentan avanzar hacia la memoria a largo plazo. Un camino que es en muchas ocasiones estrecho y para el que los estudiantes no disponemos (en general) de herramientas como las del final del párrafo anterior hasta que alguien no nos las cuenta.
Barruntando estas cosas y leyendo el otro día un libro pequeñito pero muy interesante ("How to take smart notes") di con la siguiente referencia:
Instead of reviewing a text, you could just as well play a round of pingpong. In fact, chances are it would help you more because exercise helps to transfer information into long-term memory (cf. Ratey 2008). Plus, exercise reduces stress, which is good, because stress floods our brains with hormones that suppress learning processes (Baram et al. 2008).
Es decir, el ejercicio físico nos ayuda a transferir esos nuevos conocimientos recién aprendidos a nuestra memoria a largo plazo. De forma que hacer ejercicio es algo no negociable en caso de estar realizando una actividad intelectual demandante. O, por lo menos, la evidencia científica nos anima a incorporarlo como hábito para consolidar mejor lo estudiado.
Sé que el tiempo es limitado y que hay veces que es difícil encontrar hueco dentro de una semana para hacer ejercicio consistentemente si tienes el horario muy apretado. Pero creo que merece la pena.
Yo en mi caso, tras toda la semana encerrado me sentía un poco enjaulado.
Os cuento mi caso brevemente.
2. El tenis. 🎾
En “La edad es solo un número” hablé un poco del mundo del tenis profesional y compartí alguna reflexión desde mi punto de vista como aficionado y como jugador amateur. Porque sí, entreno y juego al tenis un poquillo.
Cada sábado por la mañana, a eso de las 10 o las 11, quedaba (y sigo quedando) con un profesor de la escuela de tenis, cerca de donde vivo, para entrenar. Una hora o una hora y media, 2 horas incluso.
Veo la bola, giro y pego.
Veo la bola, giro y pego.
Veo la bola, giro y pego.
Sudando que termino. Trabajo cardiovascular más que de sobra para que fluya la sangre por todo el cuerpo con alegría.
Era en ese momento en el que lograba distraerme de toda la semana. De los agobios del trabajo y de las exigencias del estudio. Era un cambio de actividad que sentía como una cerveza fría un día que tienes mucha sed. Igual de refrescante.
Además, al terminar, solía aprovechar el rato de después para ver a mis amigos o para estar con mi novia y tomar un café con ella.
Tras ese tiempo al aire libre volvía a casa a darme una buena ducha y así terminaba mi rato zen de los sábados. Mi obligación durante ese tiempo no era estudiar o repasar los temas, sino disfrutar del sol, del viento, de correr, de sudar, de frustrarme porque no salgan las cosas en la pista, del frío, del calor, de la gente a la que no veía a lo largo de la semana... Un cambio de aires en toda regla.
Sin embargo, no es lo mismo entrenar que jugar. Y con jugar me refiero a competir.
3. Competir. 🏅
Porque no es alta competición lo que yo practico, claro está (llegué tarde para eso). Simplemente un ranking en el club de tenis del pueblo en el que vivo. Sin embargo, si que tiene ese punto de competición cada uno de los partidos que se juegan. Un partido cada semana por cierto. Tampoco fallé a casi ninguno en ese tiempo.
Competir tiene su gracia, pero es también un arte que dominar. Cuando de repente te encuentras solo ante el rival y cada punto cuenta en el marcador, aparece tu voz interior a hacerte compañía. Una voz interior que muchas veces puede ser nuestro mayor aliado y nuestro mayor enemigo. Las dos caras de una misma moneda.
En un partido pasas por muchas situaciones mentales: euforia, frustración, concentración, desconcentración… Tienes que ser capaz de gestionar todos esos pensamientos. Ojo, no controlarlos sino gestionarlos.
Aquel que prospere en esos momentos tendrá más opciones de ganar el partido.
En mi caso, he perdido partidos contra personas mayores que yo, con "peor físico", con "peor técnica" pero con muchas más tablas e ideas más claras a la hora de jugar un partido. ¿A qué se deben esas derrotas? Quizás trataba de obligarme a tenerlo todo bajo control, a hacerlo todo perfecto. A imaginarme jugando solo en condiciones ideales. Pero es que la realidad no es ideal.
Parecía que todo tenía que estar perfecto para que pudiese rendir. Parecía que tenía que esperar a sentirme cómodo, ligero, suelto para poder dar lo mejor de mí. Sin embargo, me gustaría compartir una frase de André Agassi en esta línea de pensamiento:
"You need to stop trying to feel good on the tennis court (...) When I was number 1 in the world I felt good maybe 5 matches a year".
Es decir, ni los tops de una disciplina (la gran mayoría) se encuentran tan cómodos y sueltos cuando compiten como cuando están entrenando. Son conscientes de ello. Pero son profesionales. Tratan de encontrar soluciones los días que todo no va tan bien o no sale tan rodado.
4. Algunas ideas 💡
Cualquier deporte es una escuela de vida. Estoy completamente seguro de ello. Durante la época de opositar y trabajar, traté siempre de conservar ese rato los sábados y mi partido de la semana. Blindar esos momentos me ayudaba a cambiar de actividad. Y conservarlos en el largo plazo me ha enseñado bastantes cosas:
En primer lugar, no tiene que estar todo perfecto para tener que rendir en lo que tienes que hacer. Estudiando sucumbí muchas veces a mis propias excusas. Muchas veces. Pero otras tantas las superé. Esas pocas veces cumplí con la frase de Agassi de no tener que esperar a sentirme bien para ponerme a estudiar.
En segundo lugar, el poder de simplemente aparecer en tu escritorio. El poder de ser el último en pie. Muchos días fueron difíciles. Muchos días no me apetecía estudiar. Pero fueron muchos más los días que aparecía en el escritorio y allí me sentaba. Puede que estuviese leyendo 5 minutos un tema y 10 minutos con una pestaña en Google abierta en YouTube. Pero, mirándolo en retrospectiva, tenía un hábito bastante fuerte de atender a esa mesa donde estudiaba en los horarios que me había marcado. El hecho solo de aparecer es una batalla ganada. Es un momento clave que facilita el siguiente paso, que era el de estudiar.
Tercero, como consecuencia de los dos puntos anteriores: la consistencia es un arma poderosísima que además arroja unos resultados impresionantes. Esto es opinión personal pero, estoy convencido que estudiar todos los días también tiene un efecto de interés compuesto. Como una bola de nieve cuesta abajo en una ladera nevada. En el corto plazo no será perceptible pero, en el largo plazo, tiene unos efectos transformadores.
Finalmente, encontrar esos ratos de desfogue. Prometo que el 99% de los sábados jugué al tenis. De verdad. Los sábados por la mañana no eran mi momento de estudiar, sino de coger fuerzas para estudiar. Para mí era fundamental ese momento. Lo tenía muy integrado en mis chips. Saber que el sábado por la mañana no tenía más obligación que esa me descargaba mucho mentalmente. Además, poner nuestro cuerpo a funcionar de forma moderada (cada uno de acuerdo a sus capacidades, tratando en todo momento de prevenir lesiones) nos puede suponer un beneficio claro para nuestra actividad intelectual. Incluso para nuestra memoria y los procesos de aprendizaje de nuestro cerebro. Dejar que nuestro corazón bombee e irrigue nuestros órganos vitales y nos ayude a consolidar la memoria en el largo plazo. Además del sentimiento de satisfacción que genera una buena sesión de ejercicio físico.
Como siempre, esto es lo que me funcionó a mí. Cada maestrillo tiene su librillo.
✍️ La cita de la semana.
Nuestro mundo personal es producto de aquello a lo que prestamos atención.
Céntrate, Cal Newport
Encontré este libro en la estantería de uno de mis hermanos. En él, el autor expone la importancia del trabajo en profundidad (trabajo de concentración) en contraste con el trabajo superficial.
Esa concentración se relaciona mucho con la atención. Y me gustó especialmente esta cita. Muchas veces, aquello que más atrae nuestra atención moldea nuestra percepción de la realidad.
Gracias por haber leído hasta aquí.
Si lo has logrado, y aún no te has suscrito, no te hagas el remolón o la remolona. Es gratis, cada publicación te va a llegar al correo sin tener que pinchar en ningún enlace y prometo un 37% más de felicidad cada viernes.
Se aceptan comentarios además:
Y si crees que a alguien le puede gustar, ¡compártelo!
¡Feliz viernes!
Bravissimo Jose! Muy bien redactado y expresado.
Ya conversaremos sobre la dicotomía a la hora de trabajar la excelencia, no necesariamente por buscar o encontrarse con un estado placentero.
Abraccio,
J. P.
Muy buen post Jose, ¡como siempre!