La revista Wired, el 21 de abril del año 2008 publicó una entrevista con un investigador polaco llamado Piotr Wozniak.
Hoy desgranamos su historia y la de su famoso algoritmo.
I. Piotr Wozniak.
II. Dificultades al estudiar.
III. El algoritmo.
IV. Un pequeño cierre.
I. Piotr Wozniak.
Wozniak estudió en la universidad de tecnología de Poznan. Su gran preocupación: lo difícil que se le hacía recordar el material que iba estudiando. Una sensación muy conocida por todos: estudiar algo y luego no acordarte de ello. Una experiencia de olvido que cualquier opositor reconoce a la perfección.
Además del constante olvido, Piotr también se sentía bastante abrumado: en la universidad eran muchas las materias que tenía que estudiar y muy poco el tiempo disponible. La información se sucedía como el agua de una cascada.
La cantidad de información y la velocidad (y facilidad) con la que esta se olvidaba fueron los componentes perfectos del cóctel que se estaba preparando en la cabeza de Piotr Wozniak. ¿Qué hacer ante una situación cómo esta?
La piedra en el zapato de nuestro protagonista de hoy era el inglés. La Polonia de los años 80 con su pasado comunista, no se caracterizaba por tener cursos de idioma muy refinados. El denominador común de todos los estudiantes de la época era el inglés roto y medio aprendido con el que muchos estudiantes se atascaban. Wozniak no quería ser un estudiante más. Fue así como comenzó a crear toda una colección de tarjetas con palabras en inglés escritas a mano, las cuales revisaba periódicamente. En cada revisión anotaba si la palabra en cuestión había sido olvidada o no.
Este hacer meticuloso le llevó a generar una base de datos de casi 3000 palabras en inglés, la cual amplió posteriormente con 1400 conceptos datos sobre biología. Sin embargo, a la hora de verdad, Piotr se derrumbó al calcular todo el tiempo que tardaría en estudiar toda aquella información. No por el tiempo que tardaría en estudiar todos y cada uno de los conceptos, sino por la rápida velocidad con la que los olvidaría. Es decir, por la poca capacidad de retención del material.
Con unos pocos cálculos, Wozniak se dio cuenta de que prácticamente la mitad de los datos que estudiaba se le olvidaban con mucha facilidad. Por tanto, con el método de estudio que estaba empleando hasta el momento, necesitaría casi dos horas diarias para poder retener un vocabulario de 15000 palabras en inglés.
II. Dificultades al estudiar.
Cien años antes de que Piotr Wozniak se enfrentase a la pesada losa de tener que estudiar cerca de dos horas diarias para, únicamente, poder retener 15000 palabras en su memoria, Ebbinghaus (nuestro protagonista de hace dos ediciones y, probablemente, uno de los responsables de que esta newsletter exista) desarrollaba su teoría acerca de la curva del olvido, realizando un riguroso auto estudio en el que memorizaba sílabas sin sentido para poder describir empíricamente el funcionamiento de la memoria.
Estos dos mundos, el de Ebbinghaus y el de Wozniak, comenzaron a colapsar en el año 1985. Piotr reconoce años después que “es una intuición natural bastante acertada el pensar que el conocimiento se asimila por repetición y que, a medida que se repite, requiere menos frecuencia de revisión”.
Fue así como su famosa base de datos la descompuso en tres grupos diferentes, y asignó un esquema de repaso distinto a cada una de ellas. En el primer grupo, repasaría cada 5 días las palabras. El segundo asignaría un repaso cada 18 días a las palabras. Y finalmente, al último grupo le correspondería un repaso con un intervalo que iría incrementando con el tiempo, siempre y cuando lograse acertar con las respuestas.
La siguiente década, en este sentido, fue para Wozniak de búsqueda. La búsqueda de un patrón hasta ahora indescifrable de la memoria humana. Fue probando con diferentes intervalos, crecientes y decrecientes, de mayor y menor extensión, apuntando cada ensayo y error, y los resultados que iba obteniendo. Todo en papel, por cierto.
III. El algoritmo.
La facilidad de acceso que tenemos hoy a los ordenadores personales no es la que existía en la Polonia comunista de los años 80. De hecho, parece ser que Piotr Wozniak tuvo que sortear ciertas barreras legales para importar un ordenador a la ciudad de Poznan desde Hamburgo.
Con este ordenador (Amstrad PC 1512) y basándose en la incontable información recopilada a lo largo de los años, Wozniak dio grandes pasos en el desarrollo del software al que sus últimos esfuerzos habían ido dirigidos: Supermemo.
Supermemo es un software que aplica el concepto de repetición espaciada (es decir, repasar conceptos en intervalos crecientes de tiempo) a fin de poder combatir contra el olvido. El estudiante puede preparar tarjetas y evaluar como de buena ha sido su respuesta. En función de estos parámetros, el algoritmo de Supermemo volverá a enseñar al estudiante la tarjeta en el momento preciso, para maximizar así la retención en el largo plazo.
El software en cuestión fue creado por Piotr Wozniak en el año 1987 y este se popularizó gracias a su reprogramación para poder ser ejecutado en ordenadores Atari. Gracias a estos eventos, se creo la empresa Supermemo World y el software rápidamente llegó a ser una de las aplicaciones más importantes de la industria del software polaca.
Hubo incluso intentos de levantar financiación y trasladar la empresa a Silicon Valley. Pero nada de eso finalmente ocurrió. En el año 2006, se registraron un total de 50.000 ventas por un precio medio de 30€. Muchos otros usuarios quizás adquirieron ese mismo año una copia pirata.
Wozniak fue poco a poco desapareciendo de la ecuación empresarial de Supermemo World. Nunca quiso hacer entrevistas, hablar con la prensa, con posibles clientes o responder llamadas telefónicas. Su esfuerzo principal siempre estuvo en el estudio y el aprendizaje. Su cruzada en la vida era conocer el funcionamiento del cerebro y sus matices. También es conocido su intento de correlación del sueño y la memoria.
Wozniak ha tratado de llevar al extremo esta forma de organización, cubriendo cualquier ámbito de su vida. Es esta una de las razones de por qué se mantiene en el anonimato, organizando concienzudamente su día a día para conservar y ampliar su conocimiento.
IV. Un pequeño cierre.
El caso de Piotr Wozniak es sumamente interesante. Recomiendo encarecidamente leer el artículo que he puesto al principio del correo.
El algoritmo detrás de Supermemo es una genialidad que trata de hacer la vida más fácil a estudiantes de todo tipo. Es una digitalización del mítico método de tarjetas que quizás tú mismo hayas empleado alguna vez en tu vida, pero aplicando los principios sobre los que algunos psicólogos cognitivos parecen coincidir: la curva del olvido y la repetición espaciada.
Porque no nos engañemos: el conocimiento no se obtiene por ósmosis. Requiere de un esfuerzo mental inicial y de la traslación de los conceptos aprendidos de la memoria a de trabajo a la memoria de largo plazo. Nuestro cerebro tiene que aprender a recorrer los circuitos cerebrales que le permitan acceder a la información que un día en él almacenaron. Es por eso que lo que no se repasa muchas veces no se recuerda.
El algoritmo de Supermemo ha influenciado/motivado/generado otros muchos programas de aprendizaje bien conocidos, como Anki o el mismísimo Duolingo. Sin embargo, a pesar de las sólidas bases y de la evidencia existente en relación con todos estos conceptos que hemos ido desgranando (recuerdo activo, repetición espaciada, carga cognitiva…) en esta newsletter, parece que la psicología cognitiva no ha calado en estudiantes y profesores. Porque está claro que nuestra capacidad para aprender es muuuuy grande. Pero aprender de manera óptima y eficiente requiere de mucho esfuerzo y autodisciplina.
Una racionalización personal que quizás no sea para todo el mundo, pero la cual, en mi opinión, si da resultados. Porque es verdad que estudiar y aprender de manera óptima requiere un sacrificio personal: por un lado estudiar todos los días puede ser muy asfixiante, y por otro, fallar unos días en un repaso hace perder la magia al efecto de la repetición espaciada. Como dice el artículo que menciono más arriba:
Cuando se trata de aumentar la inteligencia, nuestro cerebro y nuestra tecnología están a la altura. El problema radica en nuestro temperamento.
✍️ Cita de la semana.
Me impactó mucho este pequeño texto de la novela en cuanto lo leí. Especialmente en estos tiempos que vivimos. Enmarcado en la segunda guerra mundial, El Rey de los Alisos es un libro muy interesante.
La guerra, mal absoluto, es un objeto fatal de un culto satánico. Es la misa negra celebrada por Mammón a la luz del día, y los ídolos embadurnados de sangre ante los cuales se obliga a la multitud burlada a arrodillarse se llaman Patria, Sacrificio, Heroísmo, Honor.
El rey de los alisos, Michel Tournier.
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