La retroalimentación negativa es un concepto clave en disciplinas como la automática y la electrónica. Mientras que la retroalimentación negativa puede aportar control y estabilidad, la retroalimentación positiva solo lleva al descontrol.
¿Cómo llevar esto a un terreno como el de la oposición? Eso mismo pensaba yo durante esta semana.
#El índice de hoy
¿Y por qué no retroalimentación positiva? ➕
Es importante saber a donde ir. 🧭
La importancia del otro. 🤝
Algunas ideas. 💡
✍️ La cita de la semana.
1. ¿Y por qué no retroalimentación positiva? ➕
Igual el término es un poco anti intuitivo para el que no esté familiarizado con él. ¿Por qué negativa y no positiva?
La retroalimentación negativa, lejos de tener connotaciones peyorativas es la forma en que podemos redirigir siempre nuestro hacer. Solo si sabemos a dónde queremos ir y lo comparamos con donde estamos, sabremos si estamos en la buena o mala dirección.
En cierta medida, utilizar una brújula es un buen símil de esto. La brújula sabe donde está el norte en todo momento, cosa que yo en principio no. De forma que, si tengo clara la dirección a la que quiero ir (norte, sur, este u oeste) la brújula me redirige en el camino en caso de estar en la dirección incorrecta.
¿Qué ocurriría con la realimentación positiva? Pues un fenómeno contrario. Con la retroalimentación positiva la diferencia entre donde estoy y donde quiero ir sería cada vez más y más grande, alejándome del destino que había definido.
Sería como tener que guiarse con la brújula de Jack Sparrow en Piratas del Caribe, esa cuya aguja no deja nunca de girar.
2. Es importante saber a donde ir. 🧭
Porque claro, ¿para qué quieres una brújula si no tienes ni idea de adonde ir? ¿Para que quieres ir corrigiendo la dirección si te desvías un poco?
Pues efectivamente, antes de partir, es necesario saber hacia donde nos dirigimos.
Definir un objetivo.
En el caso de la oposición, el objetivo está bastante claro: aprobar un examen. No es nada más ni nada menos que eso. Para ello es necesario dedicar un esfuerzo importante en estudiar, comprender, repasar, darle vueltas a los conceptos... Y pienso que ese esfuerzo puede también cuantificarse y convertir en objetivo.
Es decir, trasladar el esfuerzo que estoy haciendo a algo que pueda contar, enumerar y así poder trabajar sobre ello.
Por ejemplo, si me gustaría aprovechar más el tiempo para estudiar durante la semana pero tengo serias dificultades para ello primero tendría que definir claramente el objetivo de estudio semanal. Y para esto también realizar un ejercicio de sinceridad con uno mismo y reconocer si lo que me planteo es realista o no con mi situación. Una vez definido el objetivo, que comience una semana de mi vida en la que vaya a perseguir con decisión el objetivo en cuestión y, al terminar la semana, reviso su cumplimiento.
¿He cumplido con aquello que me había propuesto? Si la respuesta es afirmativa, bien, vamos a seguir una semana más. Si la respuesta es negativa, creo que son necesarias dos preguntas:
Por un lado ¿he sido realista (con mi situación, con mis condicionantes personales) al definir mi propuesta para esa semana?
Por otro, ¿he tratado de estudiar con toda la intensidad que podía o me he dejado algo de esfuerzo en la recámara?
Contestarse con sinceridad creo que es clave para ir mejorando semana a semana en aquellas cosas específicas que nos hayamos propuesto.
3. La importancia del otro. 🤝
Ya hemos visto que esa retroalimentación negativa puede ser realizada por nosotros mismos en muchas ocasiones. Solo requiere de un acto de sinceridad.
Sin embargo, ¿quién no se ha engañado a sí mismo alguna vez? ¿Quién no ha tratado alguna vez de autoconvencerse de que algo estaba bien aunque así no fuese? Pues yo el primero. Aquí son las personas que nos rodean las que nos pueden sacar del atolladero.
El ejemplo más claro lo veo en la preparación del examen oral en mi oposición a Ingeniero Industrial del Estado. Además de tener que estudiar en profundidad todos los temas del examen, es importante también cuadrar en tiempo y forma el famoso cante (cante=exposición oral).
Un cante que puede llegar a ser ciertamente estresante, pero al que hay que enfrentarse habitualmente para poder quitarse el miedo escénico el día del examen. Como hemos dicho otras veces, la mejor forma de preparar un examen es ponerse en la situación que ese examen exige, de la forma más parecida posible dentro de los medios que dispongamos. Y sobre todo, cantar los temas que te caigan delante de alguien que haga las veces de tribunal. Puede ser cualquier candidato que tengas cerca y que esté dispuesto a ello.
Lo bueno de todo esto es, que además de enfrentarte tú a una situación parecida a la de examen, también tienes a tu disposición a una persona pendiente de ti durante un período de tiempo prolongado. Una persona que además, aunque no tenga mucha idea de lo que estás hablando, asume el papel de tribunal y te observa detenidamente. Observa tus muletillas, tus silencios, tus gesticulaciones, la dirección de tu mirada, la velocidad con la que hablas, si pausas o no pausas, si marcas con claridad el inicio de los epígrafes, si alguna idea la has explicado bien y de forma comprensible... Es decir, aunque no lo haga adrede, el observador te inspecciona instintivamente. Y eso es muy bueno, porque al terminar, te puede corregir.
Yo soy una persona bastante orgullosa y a la que le cuesta mucho que le corrijan. En general, cuando alguien me ha dicho que algo lo he hecho mal o de forma mejorable y encima, en público, me hiere en el orgullo profundo profundo. Sin embargo, hay que superar esa soberbia y reconocer la corrección simplemente como un punto a mejorar.
Yo por ejemplo, al cantar llevaba mucho la vista arriba, en un esfuerzo por recordar algunos datos que había olvidado. Y un buen día me llamaron la atención de ello. Me *odió. Sí. Pero nada es tan terrible. Era por mi bien, no era por amargarme. Poco a poco intentas prestarle más atención a ese gesto y evitar hacerlo. Y con eso muchas cosas más. Para así poder lograr un cante contundente que nos ayude a aprobar esta prueba.
Por esto creo que un tercero puede ayudar. Porque observa las cosas desde fuera de nuestra vorágine y nos aporta, a través de su subjetividad, algo de objetividad. Nos ayuda a completar una mejor retroalimentación negativa.
4. Algunas ideas. 💡
De esta semana:
Retroalimentarse negativamente puede ser algo bueno. Siempre y cuando estemos persiguiendo un objetivo medible. Lo de negativo es porque, al terminar un período de tiempo en el que nos habíamos planteado unas metas, comparamos donde estamos con donde queríamos estar. La resta de esas dos situaciones define nuestro grado de cumplimiento con números. A partir de esa diferencia tenemos que ver si lo que hemos hecho ha sido suficiente, poco o excedía nuestras capacidades.
Por otro lado, la importancia de otras personas. Como otras semanas hemos dicho, no es bueno que el hombre esté solo. Es importante ayudarnos de los demás. Los demás pueden ser una fuente de "retroalimentación negativa". Y con esto, aunque suene un poco mal, me refiero a que nos ayuden a corregir aquellas cosas que ellos ven desde fuera que nos estén alejando de nuestros objetivos. "Retroalimentación positiva" implicaría seguir la aguja de la brújula de Jack Sparrow y no llegar a ninguna parte.
Que las personas que te ayuden sean siempre de tu confianza y que sepan dar una de cal y otra de arena. A pesar de habernos centrado mucho en lo de "corregir lo que hacemos mal" también es muy positivo que nos digan lo que estamos haciendo bien, que reconozcan nuestros progresos y que nos lo transmitan. A vece, a uno mismo le puede costar ver los avances que ha hecho en algo. El otro puede ayudarme en eso.
Finalmente, la perfección no existe. En mi opinión, pensar en mejorar es una actitud impresionante. Sin embargo, esto llevado al extremo puede traer consigo frustración y angustia. También hay que aprender a ser condescendientes con nosotros mismos.
5. ✍️ La cita de la semana.
"La violencia es el último recurso de los incompetentes."*
Isaac Asimov, Fundación
Hace unas semanas fui a ver al cine Dune parte 2. Salí extasiado con la peli. Las imágenes, la música. Tengo pendiente para los próximos meses leer el libro, que es un clásico de la ciencia ficción.
Sin embargo, para matar el gusanillo cogí otra novela de ciencia ficción que tenía por casa: Fundación, de Isaac Asimov. En ella estoy, avanzando poquito a poco. De lo que llevo leído, me gustó mucho esta frase de uno de los protagonistas. Como la violencia no ha de ser ni tan siquiera un recurso.
Gracias por haber leído hasta aquí.
En primer lugar, si crees que podrías sacar más de tu estudio y no sabes como, estoy aquí para ayudarte. Quería empezar como mentor de opositores y estudiantes de todo tipo. A mí creo que me cundía el tiempo estudiando y trabajando. Si te interesa, para DM:
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