Comienzo este viernes con una estadística brutal.
Tiene que ver con nuestro querido Rafa Nadal y sus eternos rivales. Pongo un pantallazo del tweet a continuación. La estadística responde a la siguiente pregunta: de todos los puntos que han ganado Djokovic, Federer y Nadal en su carrera, ¿qué porcentaje de esos puntos han ganado?
Aquí va la respuesta:
Es una estadística del año 2021. Ojo que creo que se refiere a los puntos de los últimos 5 años anteriores.
Hoy quería compartir una reflexión del tenis que podemos trasladar a los exámenes y a la vida en general.
# El índice de hoy
Disclaimer.
Perfeccionista.
Perseverante.
Lo mejor de ambos mundos.
✍️ La cita de la semana.
1. Disclaimer.
En un primer instante, me llamó mucho la atención que Rafa Nadal solo hubiese ganado un 55% de todos los puntos jugados. Lo mismo me pasó con Djokovic y Federer.
La primera impresión es que el famoso big three, únicamente ganaba un poco más de uno de cada dos puntos.
Sin embargo esa afirmación contiene bastantes trampas.
Todo el mundo conoce el marcador del tenis o del pádel. Ambos jugadores parten con un 0 - 0 en el marcador. Por cada punto que ganan van avanzando hasta conseguir un juego. Conseguir un juego supone haber ganado como mínimo 4 puntos y, los dos últimos, haberlos ganado de forma consecutiva. Por tradición, (de la que desconozco su origen), los puntos se marcan como 15 (un punto ganado), 30 (dos puntos ganados) y 40 (tres puntos ganados). Un marcador de 40-40 significará que ambos jugadores han ganado 3 puntos en un juego. Pero para llevarse el juego será preciso ganar dos más. Si un jugador gana un juego empieza a avanzar en el set y se comenzará uno nuevo.
Puede que dos jugadores hayan disputado un juego con muchas alternativas en el marcador. Sin embargo, cuando se termina el juego, por muchos puntos que se hayan ganado o perdido, solo avanza un jugador en el casillero.
Por tanto, la trampa está en que ganar el 55% de los puntos es una diferencia bastante grande con respecto a tu contrario. Si un jugador ganase el 60% de los puntos, muy probablemente ganaría con un resultado muy abultado.
No obstante, creo que hay mucha parte de verdad en relación con los momentos importantes del partido. No puedes pretender ganarlo todo. Sólo tienes que ganar los puntos importantes.
Muchas veces los partidos se deciden por muy poquitos puntos. Puntos en los que tus posibilidades de ganar son inversamente proporcionales a lo cagón que seas en ese momento. Al que menos le tiemble la mano y el que más claras tenga las ideas, más probablidades tendrá de ganar el partido.
Los detalles cuentan. Y mucho.
2. Perfeccionista.
¿Qué se puede aprender de esto en una oposición?
Pues yo creo que alguna cosa.
En primer lugar, ser perfeccionista siempre te diferenciará de los demás, pero te puede jugar muy malas pasadas.
Como el tenista, el opositor no debería de centrarse en hacer todo perfecto: preparar los mejores temas, estudiar las máximas horas posibles, pensar en todas las preguntas que pueda hacer el tribunal… Un perfeccionista puede tender a convertirse en muy controlador y sufrir con las cosas que se le escapan de su influencia.
Compañeros míos me han comentado alguna vez que tenían algunos temas (los que más le gustaban generalmente) increíblemente bien preparados. Sin embargo, el día del examen le cayeron un par de temas de los que se podía sacar poco brillo. De esos temas áridos y difícil de completar, con muchas ideas inconexas y en los que es un arte el hilarlo correctamente. Gajes del oficio.
En pruebas como una oposición, el perfeccionismo en mi opinión es secundario. Lograr llevar todos los temas perfectamente preparados tiene que ser la aspiración pero no la obsesión.
Sobre todo porque, como le puede pasar a un tenista top en una final de Wimbledon, todos vamos a tener errores y frustraciones. Al estudiar, al repasar, cuando nos corrigen…
Un perfeccionista sano ha de poder pelear por la excelencia sin sufrir en exceso.
El perfeccionista sano yo creo que acepta el error y trata de trabajar en él sin desmoralizarse. Entiende que la tarea que está haciendo no tiene que ser perfecta ahora sino que debe de ir poco a poco cogiendo su mejor forma.
3. Perseverante.
Como he dicho antes, la excelencia ha de ser siempre una aspiración clave. Sin embargo, no siempre la situación personal de cada uno se ajusta a las necesidades de esa exigencia: familia, trabajo, enfermedad u otras responsabilidades pueden estar dificultando el sacar tiempo para estudiar.
¿Qué hacer entonces?
Una oposición es una carrera de fondo, no una sucesión de sprints. El camino es verdaderamente largo. Es por ello que creo importante tener esta mentalidad de perseverancia.
El perseverante es aquel que continúa sin desfallecer. La palabra perseverar viene del latín perservare y significa “mantenerse inflexible en algo, continuar en algo”.
Y esto implica reconocer que habrá días buenos y días malos al estudiar, pero que nuestra actitud siempre será de poner los medios adecuados para ir cumpliendo poco a poco los objetivos que nos planteemos.
La definición de esos objetivos se antoja otro aspecto clave. Yo creo que la forma de “mantenerse inflexible en algo, continuar en algo” es a través de objetivos que no abrumen de entrada nuestras capacidades. Saberse todos los temas al dedillo quizás sea una tarea algo titánica para el principio. Definirse metas más pequeñas que vayan generando un progreso fue para mí una muy buena alternativa.
4. Lo mejor de ambos mundos.
¿Para qué escoger entre estas dos actitudes pudiendo quedarnos con las dos?
Perseverancia sin objetivos y perfeccionismo sin cintura pueden llevarnos al desastre. Sin embargo, ser perseverante en un camino con objetivos claros y perfeccionista asumiendo que meter la pata es lo más normal del mundo, me parece la mejor combinación.
Es quizás lo que me ha venido a la cabeza con la estadística del principio: para ganar el partido no hace falta ganar todos los puntos sino, asumir que los errores vendrán, perseverar y dar lo máximo en los momentos de mayor tensión.
Todos los miembros del big three son muy perfeccionistas y muy perseverantes.
5. ✍️ La cita de la semana.
ENSAYO DE ALUMBRADO ELÉCTRICO EN MADRID
Por el mejor de los conductos posible, sabemos que en el próximo mes de Marzo va á hacerse en Madrid un ensayo en vasta escala de alumbrado eléctrico, por el Ayuntamiento, en unión y de acuerdo con la Compañía del gas. La parte que va a alumbrarse es la calle de Alcalá, desde la esquina de la de Sevilla á la Plaza de la Independencia (Puerta de Alcalá), en cuyo trayecto se van a colocar 24 lámparas Siemens de 500 carcels. Las máquinas productoras de la electricidad serán las de Gramme, movidas por tres motores de gas, sistema Otto, 8 caballos cada uno.
La Gaceta Industrial, 10 de febrero de 1882. Archivo de la Biblioteca Nacional [ 1 ]
Muchas veces damos por sentado dar al interruptor y que la luz de la cocina se encienda. Sin embargo, la mayor parte de la historia no fue así.
He estado investigando un poco acerca de los inicios de la electricidad en España y, he de decir, que es una historia fascinante.
La cita de hoy pertenece a La Gaceta Industrial, boletín que recogía los principales acontecimientos relacionados con la industria en España, desde mediados del siglo XIX. La biblioteca nacional en su archivo digital conserva copias de estos documentos que se pueden consultar online. De hecho es lo que he hecho yo.
En el fragmento que comparto, se hace referencia a una prueba de iluminación de la calle Alcalá que se realizó en Madrid. Hay muchos detalles interesantes que contar de este pasaje pero de lo que más me ha llamado la atención destaco (me apoyo en wikipedia eeh):
La luminosidad era medida en “carcel”, medida de luminosidad francesa definida en 1860 como la intensidad de una lámpara de Carcel con quemador y chimenea de dimensiones estándar, que ardía aceite de colza.
Dinamo de Gramme, es un generador eléctrico que produce corriente continua, nombrada en honor de su inventor belga, Zénobe Gramme. Fue el primer generador en producir energía a escala comercial para la industria.
El primer contacto de la dinamo de Gramme con España correspondió al director de la Escuela de Ingenieros Industriales de Barcelona Ramón de Manjarrés, que visitó la Exposición Universal de Viena de 1873 y allí advirtió las posibilidades de la máquina electromagnética de Grarnme y se encargó su importación a Tomás José Dalmau, comerciante barcelonés, impulsor de numerosas iniciativas en relación con la industria eléctrica en España.
OJO
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Referencias
[ 1 ]: La Gaceta Industrial
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