Para lograr lo que te propones, ¿te tienes que obsesionar un poco?
El otro día me hicieron esta pregunta.
Había quedado con dos amigos. Estuvimos el sábado tomándonos algo.
Charlamos un buen rato, sin prisas. De las dos personas con las que quedé, una estaba opositando. La estuve preguntando por su proceso, qué pruebas tenía, como lo estaba llevando...
Ella también me preguntó acerca de varias cosas. Me pidió opinión en algún tema. Traté de dársela humildemente, que tampoco soy ningún experto.
Seguimos hablando un rato y me dijo lo siguiente: "Algunas personas me han dicho que para aprobar, en el fondo, tienes que obsesionarte un poco."
No era la primera vez que lo escuchaba.
# El índice de hoy
Obsesión.
“Asedio”.
Los matices.
✍️ La cita de la semana.
1. Obsesión.
Yo creo que nunca llegué a pensar que estuviese obsesionado con la oposición.
De hecho, internamente luchaba mucho para no obsesionarme.
Pero claro, eso es lo que pienso yo.
¿Qué percibiría la gente que estaba cerca de mí en aquella época? He preguntado con un whatsapp extraño a varios contactos (la muestra está sesgada, lo sé, pero bueno es lo que hay), y esto fue lo que me dijeron:
Conclusión: parece que no estuve muy obsesionado, tal y como entienden la palabra las personas a las que pregunté.
Ahora bien, eso es de puertas para afuera. Me he estado preguntando estos días que pasaba por mi cabeza durante la preparación. He tratado de buscar una respuesta a esto, y lo que comparto hoy es lo que he encontrado.
2. “Asedio”.
Con las definiciones de las palabras siempre tengo mis dudas. Una palabra supone encapsular una realidad en unas pocas letras. Una realidad sobre la que las personas pueden entender cosas distintas. Esas pocas letras de las que hablo, muchas veces no son suficientes para describir todas las connotaciones que podemos atribuir a lo que vivimos.
La Real Academia Española de la Lengua imagino que fue creada para esto: para otorgar una estructura y una jerarquía al castellano como idioma. Sin embargo, el castellano como idioma es anterior a la RAE. Las palabras que se vienen pronunciando en castellano durante toda su historia vienen cargadas de matices que, cuando se recogen en un diccionario y se definen, en mi opinión, pueden llegar a perderse. Acotar las definiciones ayuda a que todos nos entendamos un poco más pero supone la pérdida de otras cosas imprevisibles.
¿A qué viene todo esto? Pues a que he abierto la página de la RAE y he buscado la palabra obsesión. He pinchado en consultar. Me ha salido el resultado:
obsesión
Del lat. obsessio, -ōnis 'asedio'.
1. f. Perturbación anímica producida por una idea fija.
Sin.: manía, neura, demonio, fijación, fobia, droga, barrenillo, cacalota, onda, patín2.
2. f. Idea fija o recurrente que condiciona una determinada actitud.
De primeras, lo que creo que cualquiera percibe, es el sentido negativo que tiene la primera acepción. Y si me apuras, incluso la segunda. Me llama incluso la atención la etimología del latín: “asedio”, aludiendo (yo creo) a esas ideas que hostigan, desgastan y traen solo preocupaciones y miedos.
En definitiva, la RAE concibe la obsesión como algo bastante negativo. Ideas fijas que nos atosigan y nos condicionan a la hora de actuar.
Sin embargo, cuando he escuchado ya a varias personas hablar de “para aprobar una oposición te tienes que obsesionar un poco”, no creo que se refieran a “tienes que permitir un poco de perturbación por esa idea fija en tu vida para aprobar”. Son estos matices a los que me refería al principio de este apartado.
3. Los matices.
Y es que, a mí no me compensaba estar “obsesionado” como dice la RAE.
Estuve estudiando la oposición desde mayo del 2021, hasta junio de 2023. No siempre con la misma intensidad, no siempre con el mismo ánimo, pero sí siempre intentando ser disciplinado y constante. Muy constante.
En ese tiempo intenté, siempre que percibía alguna amenaza, no caer en el “come come” mental: “no voy a llegar”, “no valgo para esto”, “me queda grande”, “estoy muy por detrás de mis compañeros”, “y si no apruebo”…
Sinceramente, yo tenía bastante miedo de acabar obsesionado con esas ideas. No quería que pensamientos que solo existen en mi mente me limitasen en el resto de mi vida. Mi vida es mucho más que la oposición, no puede amargarme tanto la existencia. Además, es un proyecto, un objetivo, que yo mismo he decidido. Nadie me ha obligado a estar aquí. No estoy estudiando por la fuerza, sino por una decisión individual mía.
Es por esto que, la obsesión, es para mí algo muy negativo. Me limita. Me frustra. Sobre todo porque me saca de mi realidad, que es desde donde yo creo que he de construir el aprobado. Yo tengo un problema y es que, a veces, no mido bien los objetivos que me pongo. Hay veces que consigo las cosas que me propongo pero, otras muchas, me paso de frenada y aspiro a unas cotas que exceden mis capacidades. Ese exceso me suele llevar a frustración (a quién no!) esperando resultados ya, sin tener la paciencia de esperar a que ellos lleguen con el tiempo. Por eso para mí era más importante tener una mentalidad de crecimiento con la oposición, de ir superándome poco a poco cada día para estar preparado en cada una de las pruebas del proceso.
Sin embargo, compañeros míos sí lo vivían con más intensidad. Les era necesario. Esas dosis de estrés les ayudaban a darlo todo de sí mismos.
Tener esa idea fija en la cabeza e ir a por ella era su gasolina, la forma en que se mantuvieron motivados durante tanto tiempo. Su certeza era trabajar al máximo y muy enfocados para poder llegar lo más lejos posible. La oposición estaba en todo momento en su cabeza. Opositores hardcore que digo yo. Para mí es de admiración esa actitud y esa resistencia, pues para una persona como yo, supondría la quema total y absoluta.
Quizás algunos lo llamen obsesión, pero yo creo que es una altísima motivación. Mientras que a mí quizás no me movía tanto el objetivo de aprobar la oposición*, a otras personas si les servía como catalizador, empujándoles cada día a dar lo mejor de sí mismos.
Pero también es lo bonito de todo esto: diferentes personas llegan por diferentes caminos a cumplir sus objetivos. La fórmula, gracias a Dios, no es única. Cada uno tiene un proceso que seguir e ir descubriendo poco a poco.
Por tanto, obsesionarse quizás un poco sí, para quien lo quiera. Pero en ningún caso como dice la RAE. Siempre de forma positiva, siendo flexibles y disciplinados a partes iguales con nosotros mismos, a fin de encontrar aquellos métodos que nos funcionan y aquellos que no, y poder sacar así el máximo rendimiento a nuestras horas de estudio.
✍️ La cita de la semana.
- Bueno Gato, lo hemos conseguido - dijo suspirando.
- Sí, al borde del vacío comprendió lo más importante - maulló Zorbas.
- ¿Ah sí? ¿Y qué es lo que comprendió? - preguntó el humano.
- Que solo vuela el que se atreve a hacerlo - maulló Zorbas.
Historia de una gaviota y del gato que la enseñó a volar, Luis Sepúlveda.
De pequeños, mis hermanos y yo veíamos una película en DVD de dibujos animados llamada Historia de una gaviota y del gato que la enseñó a volar. Era una bonita historia de un gato que enseña a volar a una pequeña gaviota huérfana.
A los años nos enteramos que Historia de una gaviota y del gato que la enseñó a volar era un libro escrito por el escritor chileno Luis Sepúlveda. Se trata de un libro que el autor dedicó especialmente a sus hijos.
Aunque es un libro para niños, tiene momentos verdaderamente conmovedores. Es este que pongo hoy aquí uno de ellos.
*A ver, no es que no me motivase aprobar, es que lo veía muy lejos en el tiempo. Me ayudaba más centrarme en el siguiente examen que tenía por venir. Además, si hubiese pensado en aprobar en algún momento en el que, ni siquiera llevaba la mitad de los temas, me hubiera agobiado. Pensé en aprobar cuando estuve preparado para mi último examen.
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