¡Buenos días y feliz viernes!
Opositar y trabajar. Trabajar y opositar.
O bien, estudiar y trabajar. Trabajar y estudiar. No hace falta que sea una oposición. Hay muchas más cosas que la gente estudia mientras está trabajando.
Compatibilizar dos actividades demandantes en un solo horario es a veces una tarea bastante difícil. En tu mente creas castillos aéreos apoyados en cimientos tan ligeros como suspiros que, a la hora de la verdad, se desvanecen. Esto provoca el derrumbe de todos tus planes y horarios meticulosamente establecidos en tu cabeza.
A mí, personalmente, me pasaba esto durante la oposición. Le daba muchas vueltas a como aprovechar el tiempo al máximo: a qué hora me levantaría, cuanto tiempo le dedicaría a ducharme y preparar un café, cuanto tardaría en ir a trabajar, cuando volvería de la oficina, el tiempo de descanso una vez de vuelta y la hora de irme a la cama.
De esta forma, viví con cierto agobio, pensando más en la actividad que venía que en la que estaba haciendo.
Os comparto unas reflexiones por si a alguien le sirven de ayuda.
#El índice de hoy 👈
¿Por qué? Una pregunta sin respuesta clara.
A toro pasado…
Lo que peor llevé.
Lo que más me ayudó.
La cita de la semana. 🆕
1. ¿Por qué? Una pregunta sin respuesta clara.
Por lo que he comentado, cualquiera deduce que sacrificas mucho cuando estudias y trabajas. No porque sea una cosa difícil en sí, en el caso de mi oposición (el temario de la oposición de acceso a mi cuerpo no tiene temas o contenidos imposibles que ningún ingeniero no pueda entender, en mi opinión). La dificultad radica en el volumen de información, que se traduce en muchas horas sentado en el escritorio. Por tanto, sacar esas horas requiere de renunciar a otras más apetecibles o incluso vitales. He ahí el quid de la cuestión. He ahí la dificultad de opositar y trabajar.
Aún con todas esas renuncias, ¿por qué hacerlo mientras trabajas? ¿Merece la pena?
Estudiar es una actividad en ocasiones muy ingrata y solitaria. Y a la vez, muy noble y gratificante. A mí la oposición me abrió las puertas a materias como el derecho, la economía, las finanzas y el ámbito internacional entre otros. La formación que he adquirido yo creo que es real, no es virtual. Puede que haya terminado un poco cucú el proceso, pero seguro que con más conocimientos de los que empecé.
Desde luego, mi respuesta nunca fue el tener un trabajo para toda la vida. El tener un seguro de ingreso, un trabajo estable... Evidentemente es un aliciente pero, no fue la causa principal por la que oposité. Yo lo veía más bien como un salto profesional. Como la oportunidad de acceder a una nueva etapa. Pero gracias a trabajar no dependía de ello. No sé si me explico…
2. A toro pasado.
¿Cambiaría algo de lo que hice? Por supuesto. Con toda la información en mi mano claro que cambiaría cosas. Pero ese es un supuesto difícil de darse. No obstante:
Daría una prioridad altísima al sueño y al descanso. Renunciar a horas de sueño es renunciar a horas de concentración y estudio eficiente. Hay veces en las que hay que apurar la noche, pero de manera regular, dormir bien es crucial. Ojo, nunca dormí poquísimo. Pero, para el nivel de concentración que necesitaba, quizás era insuficiente.
Sé que es difícil, pero hay que buscarse las mañas para conseguir ese sueño reparador con el que cada uno se encuentra completamente descansado. Por poner más énfasis en esto: al igual que para un deportista el descanso le permite construir y reparar músculos y conexiones nerviosas de su aparato locomotor, la mente también aprovecha esos momentos para reforzar las conexiones neuronales y trabajar la memoria.
También intentaría ser más realista y más sincero conmigo mismo. Sabiendo los objetivos que me planteo, intentaría definir los retos diarios, semanales y mensuales más acordes a lo que fuese capaz de hacer. Te pongo un ejemplo querido lector: muchas veces comenzaba la semana diciendo "Voy a estudiar 4 temas nuevos y a repasar 7 que ya he estudiado". Al terminar la semana la realidad era "He repasado 5 temas y he estudiado 2 nuevos. Horror. Solo he acumulado cosas para la semana que viene".
Si al principio de la semana hubiese tenido un registro de mi ritmo de estudio hasta entonces, quizás el objetivo se hubiese ajustado más a lo que hice que a lo que me planteaba. Además de llevarme a frustración, da sensación de progreso "lento" o de que no hay progreso directamente. Y no creo que fuese lento, sino que el avance no estaba armonizado con mis expectativas. Ya está. No estaba siendo sincero conmigo mismo. Ese era el punto. Creía que podía mucho más de lo que en realidad la vida me daba.
Un objetivo siempre es más realizable si es a sorbitos que a tragos enteros.
3. Lo que peor llevé.
¿Qué es lo que peor llevaba de estudiar y trabajar?
De trabajar en sí no había muchas cosas que llevase mal. De estudiar en sí tampoco.
Sin embargo, en su conjunto, para mí, fue la soledad. Una soledad que creo que compartimos los que trabajan y opositan y los que solo opositan.
Como el opositor/estudiante al abandonar planes queda en el olvido de muchas personas.
Y ojo, en casa de mis padres siempre hay alboroto. Somos cuatro hermanos, la gente entra, sale. Mis padres estaban muchas veces en casa. El murmullo familiar existía muy a menudo.
Y ojo (de nuevo): en el trabajo también tenía siempre buen ambiente, buenos amigos y compañeros.
Pero sin embargo, a los apuntes solo te enfrentas tú. Y, aunque tus amigos y tu familia te apoyen, este es un deporte con un enfoque muy individual a veces.
Aunque tienes que intentar hacerlo de equipo. Intentar apoyarte en compañeros de oposición que están como tú. Intentar apoyarte en tu familia y amigos. Sobre todo para encontrar esos momentos de desahogo.
A los temas solo te enfrentas tú, pero a la situación en su conjunto puedes no hacerlo solo.
Por muy estoicos que nos pongamos, algunos de los relatos más antiguos ya recogen una máxima que a mí me ayuda mucho: "No es bueno que el hombre esté solo". El ser humano como ser social necesitado de los demás.
4. Lo que más me ayudó.
¿Qué es lo que me llevo de ese proceso? ¿Lo que más reconozco como bueno?
Echando la vista atrás, compaginar un trabajo con estudiar una oposición para mí fue una gran opción.
Primero, por poder trabajar y desarrollarme como profesional. Aprender de un sector, de sus características específicas, de sus trampas y curiosidades. Observar como trabajan otros compañeros, como se relacionan con los demás, como abordan ellos los problemas, como tratas de resolverlos tú. En mi opinión, estar en una oficina en la que haya buen ambiente puede ser de muchísima utilidad y servir de aprendizaje a cualquier persona que quiera estar con los sentidos atentos a toda clase de oportunidad de crecimiento.
Segundo, por cambiar de aires. A pesar de no aprovechar todo el día estudiando, el cambiar de actividad y relacionarme con más personas (a parte de mi escritorio) me ayudaba a distraerme y a coger fuerzas de alguna manera.
Tercero, por ahorrar. Una situación así es ideal para el ahorro, en un proceso (el de la oposición) que puede llegar a ser costoso económicamente para mucha gente.
Cuarto y último, siempre consideré la oposición como una oportunidad. El visualizar las cosas de esa manera me ayudó a sobrellevar las cosas mejor y a quitarle hierro al suspenso. Me repetía mucho para mis adentros: "Si lo peor que me puede pasar es suspender, al menos tengo un trabajo que me gusta. Mientras me encuentre vivo en la convocatoria trataré de dar lo mejor de mí y aprovechar al máximo las oportunidades que se me van presentando. Un suspenso jamás lo consideraré como un fracaso". Fácil quizás escribirlo ahora, pero no en algunos momentos.
Esta es mi experiencia y, en ningún caso, trato de recomendar opositar así a todo el mundo. Yo soy yo con mis circunstancias. No soy más que nadie por haber compaginado las dos cosas. En absoluto. De hecho, creo que el viento soplaba mucho a mi favor en muchas cosas: vivir en casa de tus padres, un trabajo gratificante, espacio para estudiar, el trabajo no muy lejos de casa... Seguro que hay personas con historias más fascinantes e inspiradoras que la mía. La verdad que solo quería transmitir normalidad con estas líneas y que algo así, ya sea una oposición o cualquier otra prueba que requiera de nuestro esfuerzo y sacrificio, está al alcance de muchos. Sólo hay que atreverse a intentarlo.
✍️ La cita de la semana.
Me hacía mucha ilusión inaugurar esta nueva sección. Según he visto es bastante típica en newsletters. A partir de hoy, cada viernes, trataré de incluir alguna frase que he leído durante la semana y me ha gustado o me ha interpelado.
Igual puede parecer un poco pedante o pretenciosa, pero después de leerla 10 veces la entendí.
"Alguna vez me aterraba pensar en cómo los elementos de mi vida aparecían y se disolvían para siempre apenas empezaba a considerarlos como inmutables".
Nada, Carmen Laforet.
Para mí, una melancólica forma de expresar el paso del tiempo. Cuando los días se suceden uno a uno y parece que no pasa nada, pero de repente las cosas cambian súbitamente. ¿Y a ti qué te sugiere?
En primer lugar, si crees que podrías sacar más de tu estudio y no sabes como, estoy aquí para ayudarte. No me saqué la oposición estudiando dos horas al día pero si que me cundió el tiempo. Por si necesitas mentoría o llámalo como quieras. A fin de cuentas, por si necesitas que alguien te ayude seguro que por Internet hay mucha gente que te puede echar una mano. Yo en mi caso estoy aquí.
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¡Feliz viernes!
P.D: todos con Topuria mañana 🌹
Hola Jose! Una cosa que justo pensaba yo durante el proceso era que si hubiese estado trabajando a la vez que opositando, al menos me pasaría lo que decías tú más o menos en el texto. Una cosa te sirve para desconectar de la otra. Creo que en parte es muy sano. Eso sí, vaya valor hay que echarle, es digno de admiración
Buenas Jose! Me ha encantado leerte. Ya me he suscrito para seguir devorando las entradas que vayas añadiendo. Súper buen contenido 🫶🏼