Si volviera a opositar ( I )
1. Mayo de 2021 📅
Llevaba 3 meses trabajando en una empresa. Contento, no lo voy a negar. Si bien, durante la reciente pandemia, había barruntado varias alternativas antes de comenzar mi trayectoria profesional. La cuarentena fue, personalmente, una larga jornada de reflexión en ese sentido, sobre cual sería mi orientación hacia el futuro.
2. Opositar 📖
Durante ese tiempo contemplé varias veces la alternativa de opositar. En España las oposiciones son exámenes ampliamente conocidos, que permiten el acceso a un puesto de trabajo en la Administración Pública, ya sea a nivel estatal, autonómico o local. Estos exámenes suelen estar muy cotizados, pues ofrecen, a cambio del aprobado, un puesto de trabajo permanente en la Administración.
Dentro del funcionariado que accede a la Administración, existen una serie de cuerpos cuyo acceso requiere superar un proceso verdaderamente exigente, con varias pruebas sucesivas y una gran cantidad de material que memorizar.
Esta metodología, centralmente memorística, es fuente de muchas críticas en la actualidad. Sin embargo, sus máximos defensores alegan que un examen o proceso de este calibre permite asegurar el respeto, por parte del Estado, del acceso a la función pública, a través del blindaje de los principios que sustentan dicho acceso: la igualdad, el mérito y la capacidad.
Se encuentran sujetos a estos procesos una gran variedad de cuerpos de funcionarios: registradores de la propiedad, notarios, abogados del estado, diplomáticos, inspectores de hacienda, técnicos economistas del estado, técnicos de la administración civil, ingenieros del estado en sus diferentes ramas (industriales, caminos, aeronáuticos, agrónomos, minas...), informáticos, estadísticos, veterinarios... entre otros muchos.
Cada uno de los cuerpos sigue un determinado proceso selectivo que aúna contenido y tradición, de acuerdo a su particular génesis y desarrollo, y al papel a desempeñar posteriormente en la Administración.
3. Ingeniero Industrial del Estado 🏭
En mi caso, yo estudié Ingeniería Industrial en la Universidad Politécnica de Madrid. Creo que existe consenso (más allá de las dificultades de una u otra carrera), que se trata quizás de una carrera que genera perfiles sumamente generalistas. Como se suele decir coloquialmente: muchos ingenieros industriales saben un poco de mucho y mucho de nada.
Es por esto, que en su momento, tuve en cuenta opositar. No a un cuerpo técnico, como ingeniero del estado, sino más bien a diplomático o bien técnico administrador civil. Sin embargo, esta idea fui poco a poco desechándola, hasta que en enero del 2021, apliqué a través de un amigo recién egresado de la carrera en una empresa, y empecé a trabajar en ella el mismo 1 de febrero.
Los primeros meses fueron de absoluta adaptación. Tanto a los compañeros, como a las metodologías de trabajo, como al ambiente y a la cultura de la empresa. Personalmente, no fue fácil. La pandemia había alterado sumamente el *modus operandi* de las compañías, y, aunque el teletrabajo siempre añade comodidad y flexibilidad a la vida, al recién llegado a una compañía puede hacérsele muy cuesta arriba. Sobre todo, porque pasan las semanas y ves que la responsabilidad no llega, el trabajo diario también tiene que salir adelante, y la formación del "nuevo" pasa a un segundo plano. Valga mencionar, que posteriormente entendí perfectamente esta situación al principio un poco frustrante, y no guardo a nadie rencor por aquello. Pero, personalmente e interiormente generaba cierto malestar en mí mismo.
4. El primer paso 🦶
Todo estos elementos fueron introducidos poco a poco en la coctelera hasta que, finalmente, en marzo - abril del mismo año, recibo una solicitud de amistad o como quiera que se llame, en LinkedIn. El solicitante era una academia que preparaba las oposiciones a ingeniero industrial del estado. Investigué un poquillo, vi el temario y acepté su solicitud. También les mandé un mensaje y les dejé mi teléfono móvil por si me podían llamar algún día.
Fue así como conocí al dueño de la Academia, y en una llamada me estuvo contando en qué consistía la oposición, cuál era su metodología para prepararla... Fue muy simpático conmigo, y yo traté de exponer todas mis dudas y preguntas.
De aquella conversación la pelota pasó a mi tejado, y tenía que tomar una decisión: ¿me conviene preparar una oposición ahora? ¿Qué beneficios me puede traer? ¿Cuál es el coste para mí de todo esto? ¿De verdad me merece la pena? ¿Podré compatibilizarlo con mi trabajo recién empezado? ¿Y si se entera alguien? ¿Podría sentarle mal a algún compañero? ¿Estoy traicionando a alguien?
Después de numerosas rayadas, me lancé a hacer el primer pago en la academia y tiré hacia adelante con la oposición. El camino se andará, pero tengo que dar el primer paso, pensaba para mis adentros.
Por tanto, una vez embarcado en esta nueva aventura me enfrentaba de nuevo a estudiar como en el cole. Acostumbrado a hacer problemas, estudiar demostraciones de teoremas, fenómenos físicos en ecuaciones, volvía a tener que memorizar un tema a capón. Y además, para estudiar el primer tema me dieron dos opciones: o bien *La Constitución Española del 78* o *La industria en el contexto de la economía española*.
La verdad que de primeras, ambos temas no me parecieron nada del otro mundo. Unas pocas caras, lenguaje comprensible, algunos datos a memorizar... El objetivo durante esas primeras semanas era estudiar un tema y hacer un simulacro del primer examen de la oposición, consistente en escribir ese tema (con sus correspondientes epígrafes o apartados) en una hora y media.
Y así hice.
El resultado fue relativamente normal. La verdad que no recuerdo como fue mi primera lectura, pero imagino que con muchos puntos a mejorar. Sobre todo con respecto a las formas, y también en relación con el contenido.
Si que recuerdo la sensación de no tener seguridad acerca de lo que estaba diciendo. No en el discurso sino más bien en la información. Me asaltaban dudas como: ¿verdaderamente eran 1200 millones de euros o 120? ¿Era el artículo 3 o el 4 de la Constitución? ¿Eran principios primero o valores superiores? Y con esto un largo etcétera.
Si dudaba con esto, ¿cómo no iba a dudar con 60 temas a estudiar para el examen escrito y 90 para el examen oral? Tenía que buscar diferentes medios para conseguir estudiar mejor.
5. A estudiar 📚
Para ello, eché mano de un libro que mi padre tenía en su estantería titulado: Desarrolla una mente prodigiosa de Ramón Campayo, campeón mundial de memoria, y un hombre con una mente verdaderamente privilegiada.
En su libro, el autor indaga acerca de los métodos de estudio que él mismo ha desarrollado, y todas las técnicas necesarias para sacar el máximo partido de estas, con el objetivo de lograr una forma de estudiar eficiente.
En mi caso, recuerdo leer este libro antes de empezar la universidad, pensando que podría marcar la diferencia con respecto a mis compañeros. Pero la verdad que no fue del todo así. Fundamentalmente practiqué la llamada lectura fotográfica, basada en el salto de ojo a través de las líneas, para intentar leer textos a alta velocidad y con un elevado nivel de comprensión.
También me resultó útil utilizar los llamados *"Casilleros Mentales"* que propone Román Campayo en el libro, aunque nunca llegué a darles uso.
Un apunte: el casillero mental es una técnica que permite relacionar números con palabras, para facilitar el memorizar datos (fechas, leyes, artículos etc). Conocer qué es no hace falta para continuar leyendo.
Entonces la oposición se alzaba ante mí para desempolvar todas estas técnicas y conseguir estudiar los temas al máximo rendimiento. Es decir, dedicando el mínimo número de horas con la mayor eficiencia posible.
Releí el libro, y volví a aplicar los recursos que se mencionan en el libro para aprovechar al máximo cada minuto sentado delante de los temas.
Sin embargo, tras varios meses nadando entre derecho, sectores industriales, Unión Europea... me encontré sumido en un cierto desbarajuste: controlaba el tiempo que pasaba entre revisiones, pero, cada vez que iba a revisar un tema, no recordaba apenas nada. Me fallaban bastante los contenidos, sobre todo de aquellos temas más complejos de derecho administrativo, completamente nuevos para mí. Tal era así, que hasta que no repasaba el tema dos o tres veces, no llegaba a captar el verdadero significado de algunos conceptos, o algunas expresiones jurídicas. Aún con todo traté de seguir avanzando y no desanimarme en ningún caso, avanzando como podía, llevando muchos temas con alfileres.
El mes de agosto lo recuerdo como que me cundió. Fue un mes en el que ya estaba decidido a continuar y a dar el callo para avanzar lo máximo posible. Tan "bien" me fue, que recuerdo venirme arriba y ponerme un post-it con un objetivo para el 30 de septiembre de haberme estudiado 40 temas.
Llegó el 30 de septiembre y, adivina.
Esa cifra estaba bastante lejos.
Fue el 21/11 el día que llegué a los "deseados" 40 temas.
Hago notar una cosa en este inciso: parece que no hay temas que estudié antes del mes de agosto y es que, aunque los estudiase un poco mal, solo empecé a apuntar la fecha en la que lo estudiaba de forma sistemática a partir de mediados del mes de agosto. Es decir, antes llegué a estudiar (muy mal) alrededor de 20 temas. Pero como se aprecia, no fue hasta finales de noviembre (incorporando repasos) hasta que llegué a 40 temas nuevos, con respecto a la fecha inicial objetivo del 30 de septiembre.
Es decir, se me estaba haciendo bola tener que estudiar temas nuevos y gestionar los repasos de los temas que ya me había estudiado.
6. Buscando el cómo 🧰
Ya desde agosto traté de investigar acerca de como estudiar correctamente los temas, de poder retener durante el máximo tiempo posible esa información, y en definitiva, ser eficiente.
Fue así como di (o el algoritmo me ayudó a dar mejor dicho) con diferentes canales en YouTube acerca de métodos de estudio. Este nicho de contenido está poblado por estudiantes de medicina de Estados Unidos y el Reino Unido. Y prácticamente todos insistían en los siguientes dos puntos:
Active Recall: en español lo suelen traducir en algo así como "recuerdo activo".
Spaced Repetition: traducido al español como “repetición espaciada”.
Detallo un poco, sin entrar en profundidad, ambos términos:
Active Recall: el recuerdo activo implica que la información que has estudiado, trates de recordarla sin mirar el papel, tratando de explicarlo en tus propios términos y de forma simple. De esta manera, hay evidencias de que la información es retenida con mayor solidez entre los estudiantes.
Spaced Repetition: gracias a la repetición espaciada, ayudamos a nuestro cerebro a luchar contra el olvido. Es decir, nuestra memoria se encuentra en combate constante con el tiempo. A medida que pasan los días, la información retenida va descendiendo, del 100% retenido el día que lo estudiamos al 80% al día siguiente, al 50% tres días después, al 25% una semana más tarde, y así sucesivamente. La repetición espaciada aboga por interrumpir ese proceso de olvido para recuperar el 100% de información retenida. Es decir, en vez de repasar un tema todos los días para no olvidarlo, repasemos un tema el día 1, y posteriormente el día 3, el siguiente repaso que sea el día 5, y el siguiente el 10... espaciando las revisiones para poder retener durante el máximo tiempo posible la información en el cerebro (quizás la gráfica a continuación sea más explicativa con la curva del olvido).
Con estos dos puntos concluía principalmente, que no hay fórmula mágica para estudiar y retener los contenidos. Estudiar es una tarea que requiere esfuerzo y tiempo. Existen métodos a los que agarrarse en caso de estar perdidos, pero, en cualquier caso, hay que luchar contra el aburrimiento, la pereza, las distracciones para estudiar correctamente.
Continué investigando estos conceptos, porque me parecieron extremadamente interesantes. Y con esto llegué a un programa de ordenador llamado Anki.
7. Anki a tope 🗃️
Anki es un software que permite elaborar las típicas tarjetas que en primaria hemos empleado para estudiar. Aquellas que tienen la pregunta por un lado y la respuesta por el otro, pero en formato digital. De forma que tú puedes cargar aquellas preguntas que quieras en Anki. Y no solo te la va a preguntar, sino que, en función de lo bien o mal que la hayas contestado, te programará, con su algoritmo interno, el momento óptimo para repasarla la siguiente vez. Es decir, se basará en el concepto de la [[Curva del Olvido]] y te permitirá repasar conceptos fácil y de forma rápida. Incluso tiene una aplicación móvil, de forma que repasar se podrá hacer desde cualquier sitio.
Sin embargo, Anki tenía un problema para mí. Este problema lo expongo a continuación:
Antes de utilizar Anki siempre te recomiendan leer un documento de un algoritmo alternativo a Anki llamado SuperMemo: Effective learning: Twenty rules of formulating knowledge (dejo aquí el link por si a alguien le interesase: https://www.supermemo.com/en/blog/twenty-rules-of-formulating-knowledge).
Este documento apela a que, para formular preguntas correctas y efectivas, es preciso que estas se refieran a unidades mínimas de información significativa. Es decir, los ladrillos más pequeños que componen una determinada materia. Y estos ladrillos son sobre los que formularemos preguntas, para que Anki nos los pueda preguntar de acuerdo a su algoritmo de la forma más óptima posible.
Con esto, el verdadero problema para mí era tener que descomponer cada tema en preguntas significativas. Pero, ni corto ni perezoso, a ello me puse. Haciendo preguntas de cada tema, y siendo disciplinado en todos los días abrir el programa y responder a las preguntas, evaluando como de bien lo había recordado.
Me empeñé en Anki y otra cosa no, pero consistente fui. Acumulé la friolera de 4725 tarjetas. Y fui consistente desde el domingo 8 de agosto de 2021 hasta el sábado 12 de noviembre de 2022, que fue el día que tuve el primer examen de la oposición (dejo el .pdf con las estadísticas por si fuese de utilidad, y algún pantallazo).
8. Mis conclusiones 💡
Ahora bien, aunque lo miro ahora y alucino con lo consistente que fui: ¿mereció la pena? ¿Fue verdaderamente útil hacer mis revisiones todos los días de las preguntas? ¿Sólo estudiaba eso? Bueno, pues dejo mis conclusiones a continuación:
Anki es un software increíblemente útil. Una herramienta que en colegios creo que debería de introducirse, y sobre todo en esta época digital. Sin embargo, yo cometí el error de perderme en hacer tarjetas. Miles de tarjetas acumuladas a lo largo de un año, muchas de ellas inservibles y poco efectivas. Por otro lado, y en contraste con lo anterior, si me ayudó a recordar muchas cifras, leyes e instituciones estatales, fechas de formación de organismos... entre otros. Es decir, pedazos de información muy pequeños y con cierto significado en el contexto de los temas.
¿Fue útil hacer todos los días las revisiones de las tarjetas? Pues sí y no. Por un lado, mucha información fui capaz de recordarla gracias a *Anki*. El verdadero problema que encontré fue a la hora de poder conectar esos pedazos de información deslavazada, sin hilo conductor. Creo que alcancé un nivel de dominio de las tarjetas alto, pero sin embargo el examen que tenía que hacer no consistía en responder tarjetas, sino en redactar un tema completo de forma coherente, respondiendo a cada uno de los epígrafes y aportando un número de datos razonable. Por tanto, existía una cierta desconexión entre mi objetivo, que era aprobar un examen de redactar, con mi método, que era responder preguntas en las tarjetas.
¿Sólo estudiaba eso? Evidentemente no. Mi forma de repasar fundamentalmente era a través del recuerdo activo antes mencionado. Es decir, con los epígrafes en blanco intentar recordar con un discurso en voz alta formal, toda la información que pudiese, en un tiempo ajustado de 20 - 30 minutos hablando. Mientras Anki la utilizaba más bien para recordar el contenido, repasar los temas en voz alta me permitía trenzar ese contenido inconexo de Anki.
Paso a paso, y siguiendo este modo de estudiar, me planté el 12 de noviembre de 2022 a hacer el primer examen de la oposición: examen escrito con duración de 3 horas, a escribir dos temas (1 hora y 30 minutos cada uno) a escoger de cuatro bolas extraídas por los voluntarios. Con 58 temas estudiados fui a ese examen. El escrito se guardaba en un sobre, y me convocaron a la lectura con el tribunal el 11 de enero de 2023. Finalmente, el 17 de enero me comunicaron que había aprobado el primer examen, aunque bastante pelado de nota.
Entre esas dos fechas, empecé a estudiar el tercer examen.
El segundo examen fue la prueba de idiomas de inglés. Sin embargo, nuestra convocatoria fue la primera en la que tuvimos la oportunidad de convalidar nuestro examen por un certificado de inglés oficial. Así hice.
Esto me benefició mucho personalmente.
Aunque percibía que algo tenía que cambiar para aprovechar mejor el tiempo. Resulta que el siguiente examen era oral, y suponía sacar una bola de 3 bloques distintos de 30 temas. Es decir, un total de 90 temas a estudiar, en el peor de los casos en un plazo de entre 5 meses largos y 6 meses. En mi caso, gracias al sorteo, ese tiempo se alargó un total de 2 meses más. Por tanto, tenía que estudiar 90 temas completamente nuevos (30 más que la prueba anterior) en bastante menos tiempo del que había dispuesto para preparar el primer examen.
Para terminar, quería compartir el que creo que fue mi principal error: durante todos estos meses centré prácticamente todos mis esfuerzos en repasar. Es decir, en no olvidar la información fácilmente, y conservarla en mi memoria el máximo tiempo posible. Y, aunque soy capaz aún de recordar muchos datos de los temas que estudié, creo que dejé de un poco de lado el primero de los pasos en ese proceso: cómo estudiar por primera vez un tema. Es decir, no puedes recordar algo que no tengas bien interiorizado.
¿Cómo adquirir nueva información para luego introducirla en el bucle de revisiones? Ese primer paso fui descubriendo posteriormente que es crucial, y yo lo hice muchas veces mal, y en más tiempo del necesario. En posteriores publicaciones trataré de examinar que podría haber hecho mejor, y como creo que lo abordaría ahora.
¿Qué hacer? Trataré de recoger todo lo que hice, por si a alguien le sirviese en las siguientes publicaciones, que en esta ya me he extendido suficiente.
Agradezco de veras el tiempo que has dedicado a leer estas líneas. Si te ha gustado, y crees que a alguien le puede ayudar, compártelo con total libertad.
Y si estás opositando, estudiando la carrera, en segundo de bachillerato, preparando el CFA o alguna certificación ¡ánimo! El camino en ocasiones es duro, pero merece la pena. Trata de mirar ese camino como una oportunidad de formación, de lucha, de desarrollo de tus capacidades de estudio y de esfuerzo.
Abrazos!
JASU
En primer lugar, si crees que podrías sacar más de tu estudio y no sabes como, estoy aquí para ayudarte. No me saqué la oposición estudiando dos horas al día pero si que me cundió el tiempo. Por si necesitas mentoría o llámalo como quieras. A fin de cuentas, por si necesitas que alguien te ayude seguro que por Internet hay mucha gente que te puede echar una mano. Yo en mi caso estoy aquí.