Esta semana se han celebrado en Madrid los exámenes de acceso a la Universidad.
Miles de estudiantes de segundo de bachillerato se han enfrentado a las temidas pruebas esperando lograr la nota que les permita un puesto en la carrera y/o universidad (pública) que quieran.
A mi generación le tocó una de las variantes anteriores, la PAU.
Han pasado ya 10 años de aquella semana de junio.
2º de bachillerato es un curso muy exigente pero a la vez muy emocionante, en el que, de repente, el abanico vital se abre de forma inabarcable y surgen miles de oportunidades.
Hoy quería escribir unas líneas dirigidas a todos estos pre-universitarios que han hecho o que van a hacer esta prueba, y a todos los que ya la hicimos en nuestro año correspondiente.
# El índice de hoy
10 años. 10 cosas.
10 años. 10 cosas.
Desde que hice la PAU han pasado muchas cosas en mi vida. Imagino que como a cualquier otro. 10 años dan para mucho en una vida. Me gusta de vez en cuando echar la vista atrás y ver el camino recorrido.
Aquí abro un poco mi corazoncito y comparto 10 experiencias que considero importantes (entre otras muchísimas que podría nombrar, pero para los que no me quiero extender) y que me igual pueden resultar de ayuda a alguien.
Espero que puedas encontrar algún paralelismo con tu propia experiencia.
1. Estudiar en la universidad.
Como primer hito destacable quería mencionar la universidad. En septiembre de 2014 ingresé en la Escuela de Ingenieros Industriales de la Universidad Politécnica de Madrid. Junto con mis compañeros de promoción, empecé todo un camino que terminaría 6 años después con la defensa del Trabajo de Fin de Máster.
Yo venía de ser bastante buen alumno en el colegio pero, la Universidad fue un baño de realidad al que me costó adaptarme. Sin embargo, tras un primer cuatrimestre bastante duro y en el que llovieron muchos palos en forma de suspensos, me supe reponer y sacar el curso bien. Desde entonces, a trancas y barrancas fui aprobando, suspendiendo y recuperando.
Me llevo como lección el no compararme con los demás, el tratar de ayudar a tus compañeros y dejarte también ayudar por ellos.
2. La vida estudiantil en la universidad.
Me di cuenta demasiado tarde de que la universidad no era solo estudiar. Silenciosamente, esos años te están preparando para el futuro. En cierta medida, estás diseñando la persona que quieres ser.
Algunos compañeros míos lo supieron mucho antes que yo (si es que yo en algún momento llegué a saberlo). Pero nunca es tarde si la dicha es buena.
En 2017 me apunté a preparar VolunFair una feria de voluntariado con un grupo de compañeros de la escuela. La idea era reunir a muchas ONGs en el hall del edificio de la universidad y que estas pudiesen ofrecer sus proyectos de voluntariado a los alumnos. Disfruté tanto de esa nueva visión de la universidad que me enganché y colaboré no solo ese año, si no todos los siguientes. Incluso llegué a dirigirlo junto con una amiga mía en 2019. Además, ¡sin cuerda de seguridad! Las cosas en gran medida dependían de nosotros y del equipo para que saliesen y creo que, al final, nuestra edición fue todo un éxito.
De hecho, sigue organizándose ¡y de forma muy profesional!
En mi experiencia, solo cuando te haces responsable de algo es cuando creces.
3. Fracasos.
"Fracasar" es también parte de la vida. Terminé 2 de bachillerato siendo el primero de mi clase. Había sido nominado como seleccionable para pasar el verano entero viajando por Europa, visitando las mejores universidades como premio a mi “excelencia académica”.
Llegué al final del proceso.
No estuve entre los 50 elegidos.
Lo encajé muy mal.
Quizás porque estaba un poco subidito. Fue una cura de humildad en toda regla.
Algo similar me pasó años después con otro programa universitario para líderes para el que no fui seleccionado. También me tiraron del proceso. También lo encajé mal.
Uno no sabe el ego que tiene hasta que le pasa una cosa de estas.
Cuando quise empezar a trabajar, más de lo mismo. Me tiraron de todos los procesos de selección y de todas las entrevistas que hice. Solo me llamaron de la empresa en la que fui recomendado por un compañero. De hecho me daba rabia que tuviese que entrar recomendado.
Sin embargo, ese trabajo fue luego una de las mejores experiencias que me llevo para mi vida.
El éxito y el fracaso son las dos caras de la misma moneda. Acostumbrados a ver solo triunfos, "fracasar" puede ser siempre un beneficio.
4. Empezar a ahorrar.
Otra cosa para la que llegué tarde. Empezar a ganar dinero y ahorrar. Con esto no estoy diciendo ser un tacaño y no gastar, sino guardar una pequeña parte de aquello que ganes para el futuro.
Gracias a un curso de finanzas personales que impartieron en la universidad comencé a ser un poco consciente de esta cuestión. No era consciente de la inflación y sus efectos sobre el poder adquisitivo, la erosión que provoca esta con el tiempo, ni tampoco de las posibilidades que existen para el pequeño inversor.
Sin embargo, ojo, que invertir es algo que entraña riesgos y potenciales pérdidas. Siempre bajo la tutela de especialistas.
5. Mantener tus aficiones.
Dejé de jugar al tenis en segundo de bachillerato. Como muchos chicos y chicas, yo creo que fue por frustración. Sentía que no mejoraba y que estaba realmente atascado.
Lo intenté con el baloncesto el año siguiente. Disfruté mucho del equipo. Sin embargo, cuando empecé la universidad también lo dejé.
Me quedaba solo jugar al fútbol en la universidad con mis compañeros en la liga interna.
No volví a jugar al tenis bajo el pretexto de que no me iba a dar tiempo a estudiar. No me pude haber mentido más a mi mismo. Cuando uno busca tiempo, uno lo encuentra. Si que es verdad que vivir lejos de Madrid no ayuda con el tiempo que se gasta en transporte. Pero lo que quiero decir es que, las aficiones hay que cuidarlas en la medida de lo posible. El "no tengo tiempo" en muchos casos no puede ser excusa.
6. Gente que viene y gente que se va.
En estos 10 años también las personas juegan un papel fundamental. Lo de: "la vida es como un vagón de tren" deja de ser un cliché y se convierte en una realidad.
En cada instante el tren hace una parada y la gente entra y sale. Hay personas que no recuerdas como llegaron a parar en el mismo vagón que tú.
Algunas se despiden de ti al salir. Otras no.
Algunas, cuando las ves salir, sabes que las volverás a ver en algún otro momento.
Con algunas has recorrido siempre las mismas estaciones en el mismo vagón.
Con alguna te decides a recorrer el mismo itinerario juntos.
Y otras, tras un bonito viaje juntos, sabes que no volverás a verlas hasta que no llegue el día en que te bajes en la parada en la que ellos se han bajado.
7. Tener siempre objetivos.
Tener objetivos para mí es equivalente a tener ilusiones. Cada año trato de escribir una lista de cosas que me gustaría hacer (también debería de haberlo empezado antes).
No podemos vivir sin metas. Pero tampoco podemos vivir con las metas solo en nuestra cabeza. Escribirlas las exterioriza y permite definir un camino hasta ellas.
Escribe tus metas. Da igual cuáles sean. Escríbelas.
8. Empezar a trabajar.
Un hito en estos últimos años para mí ha sido empezar a trabajar.
Pensándolo bien, creo que no empecé a trabajar cuando estuve en nómina de ninguna empresa yo creo, sino quizás antes.
He podido ser monitor en muchos campamentos de verano, he organizado eventos como Volunfair, viajes para grupos, he dado clases particulares... habrá gente que haya hecho muchas más cosas pero, por mi parte, todas estas vivencias me han ayudado después en el trabajo.
Además de todo esto, yo tuve la suerte de empezar mi trayectoria profesional en una empresa en la que me sentí siempre bien tratado. En la que confiaron en mí y me dieron la oportunidad de asumir responsabilidades.
"Pringarme" siempre me ha traído más beneficios que perjuicios personalmente. Me gusta ser culo inquieto y buscar siempre nuevos retos.
9. Volver a estudiar.
La oposición fue un volver a estudiar.
En mayo del 2021 empecé a preparar las pruebas selectivas de acceso al cuerpo de ingenieros industriales del estado. Parecía una cosa difícil pero asumible. Sin embargo, me propuse estudiarla mientras trabajaba.
La oposición fue para mí un proceso muy intenso. El trabajo me limitaba las horas diarias, así que tuve que ingeniármelas para intentar sacar el máximo partido a las horas que tenía disponibles.
Con la oposición aprendí a estudiar.
Creo.
Sobre todo, la oposición despertó en mí una gran curiosidad sobre como aprendemos, sobre como estudiamos, sobre como aprehendemos.
10. Leer y escribir.
Mis padres desde muy pequeño, directa o indirectamente, me han inculcado un gran amor por la lectura.
Creo que es fundamental conocer nuevas historias y buscar inspiración en aquello que esconden las letras. Sin embargo, apuntar lo que leo ha sido un descubrimiento de lo más reciente. Es apuntar las ideas, conectarlas y reflexionar sobre ellas lo que creo que puede llevar a nuevo conocimiento.
Por tanto, leer y apuntar lo que leo, como cosa número 10.
Podría haber escogido otras 10 cosas, pero estas han sido las que me han salido. ¿Qué 10 cosas te llevas de estos últimos 10 años?
Si quieres contactar conmigo, por aquí…
…o contestando al correo.
Se aceptan comentarios además:
Y si crees que a alguien le puede gustar, ¡compártelo!
Sin duda fue una gran edición, María y tú seréis siempre un gran ejemplo